sábado, 9 de julio de 2011

La ciudad, cementerio viviente

Allá,
frenéticos lazos
de asfalto,
de cemento,
de hierro.
Ellos nos abrazan
en salvación,
en civilización,
en superación.
Pero nosotros sabemos que
nos huden.
La ciudad se convierte en
cementerio viviente,
robots ambulantes,
cuadradas mentes.
Donde siempre intentamos,
queremos justificar
lo que es propio del ser humano:
vivir, pensar, amar,
llorar, reír, desear...
Mas el hombre muere
ahogado, triturado
por la incivilizada civilización.

domingo, 19 de junio de 2011

Alma efímera de asfalto

Desde la ventana, carretera humeante,
cristales a medio subir,
conductores al volante,
cicatrices por abrir;
desde la ventana, estrés personificado,
gigantes de hormigón,
pendón desorejado,
ancianos con bastón;
desde la ventana, diplomacia tapiada,
miradas sin fulgor,
un alma atropellada,
cunetas de vapor;
desde mi ventana, postrado bajo el sol;
desde mi ventana, rasgado en mil pedazos,
exclama un adiós;
desde mi ventana, un cuerpo felino;
en mi regazo, entierro su adiós;
de vuelta a casa, cien lágrimas de destino;
sobre la mesa, letras de compasión.

domingo, 29 de mayo de 2011

De mis canas hablan

Falsa señal de sabiduría,
erótico laberinto que te corona,
marca capilar del tiempo,
manzana prohibida de las niñas.

Creo que lloran las muy dignas
de humillación cuando,
como una diosa malvada,
sacudo la almohada y van al suelo.

Prólogo (siempre hay un antes)

...y así fue que, en medio de aquella majestuosa avenida, comprobé que la capital del antiguo imperio zarista se extiende allá donde el sol da sus últimos coletazos y es difícil tener la certeza de si la ciudad se estira en la despedida o es el sol quien demora su reclusión por otras latitudes. ¡Qué cierto es aquello de que el alma rusa es diferente a cualquier cosa que uno haya conocido antes!

Los que bien me conocen sabrán que soy un ferviente enamorado de la realidad más próxima e inmediata de todos y cada uno de los países que formaban parte de la extinta Unión Soviética. Tanto me impactó aquel mundo que a día de hoy soy incapaz de mirar hacia otro lado cuando un acento de aquellos lares me llama entre los transeúntes o, incluso, cuando entre manipulaciones informativas esbozan una imagen de las cúpulas doradas del Kremlin.

Pero no solo del Este va a versar mi nuevo diario de abordo, ya que cual cajón de sastre en él van a tener cabida relatos varios, rimas genéricas, reflexiones de a pie y, en líneas generales, todo cuanto a este escritor de pelaje canoso y barba canalla se le pase por la cabeza en su día a día. Libertad de expresión, lenguaje sarcástico y espíritu crítico. Un cóctel explosivo al alcance de la mayoría.